Capitulo
primero.
Una, dos, tres, cuatro, las
gotas se estrellaban en el cristal de la ventana, el aroma de tierra mojada
inundaba el enorme cuarto, olores de desodorantes y perfumes eran sustituidos
por la simpleza de la tierra y su cautivador aroma.
En lo personal ese es de
mis aromas preferidos, me tranquiliza, me hace recordar que cosas tan simples
pueden ser tan maravillosas, me hace recordar que no todo tiene que ser
elaborado por la mano del hombre para ser hermoso, al final de cuentas somos
partes de la naturaleza, tal vez sea por eso que me siento tan feliz y
tranquila con este aroma.
Las hojas de los arboles
eran arrastradas por el viento que acompañaba a la lluvia, algunas hojas
entraron por una de las ventanas que estaba abierta y aterrizaron sobre mi
cuaderno en blanco, estaban mojadas y de inmediato la página comenzó a
humedecerse.
Tome la hoja entre mis
manos y comencé a examinarla, con detalle.
-¡Violeta!, ¡Violeta!
Antes de que pudiera
levantar la mirada hacia la voz, el maestro estaba frente a mí.
-Si viene a ver hojas
hágalo afuera.
-Lo siento- conteste antes
de arrojar la hoja al suelo.
-Quiero que se concentre en
la clase, no necesito recordarle que esta por perder el semestre.
-No, no es necesario que me
lo recuerde.
Una risa de mis compañeros
se escuchó antes de que el profesor se alejara de mi lugar.
Los segundos pasaban tan
lentos como les era posible y yo seguía allí tratando de concentrarme en cómo
sacar el límite de una función, no creo que eso me sea necesario para ir a
comprar unos chicles a la tienda, el cálculo diferencial no es indispensable
para la vida, aun no entiendo por qué lo enseñan, deberían enseñar cosas más
útiles como clase de evasión de impuestos, eso sí sería útil.
La lluvia cada vez se hacía
más intensa al igual que mi deseo de salir a disfrutarla.
A mis 17 años hay muchas
dudas que atarean mi mente, demasiadas
cavilaciones en mi cabeza, cosas sin sentido tal vez, yo y mi vendita manía
de tener que encontrar un sentido para todo, todo debe de tener una respuesta,
todo, la felicidad, la tristeza, el vacío, la soledad, todo debe de tener un
por qué, y yo me empeño en encontrarlo, debería dejar de pensar en esas cosas,
¿por qué no solo disfrutar de lo que tengo? , supongo que eso sería demasiado
fácil para mí, y nunca me han gustado las cosas fáciles.
Conversaciones vacías sobre
cosas sin sentido, criticando los zapatos, la blusa o el peinado de alguien,
así es como mis amigas mataban el tiempo del receso, así era como intentaba
parecer lo más normal posible, lo más normal.
Siempre he odiado esa
palabra, normal, algo que es aceptado por regles predeterminadas por la
sociedad, siempre buscamos eso, la aceptación, nunca nos dedicamos a ser solo
nosotros, sé que no necesitamos de nadie para ser felices, que solo son cosas
superficiales, pero al alguna razón me importa, el ser aceptado, el no ser
señalado, por desgracia soy solo una mortal más y eso es lo que hacemos los
seres humanos, la mayoría por lo menos, buscamos ser aceptados por los demás.
El camino de la escuela a
la casa era lo mismo, los mismos árboles, la misma gente, nada cambiaba todo
era como siempre, y en mi casa no era la excepción, mi madre en la cocina, mi
padre en la sala y mi hermana en su habitación, todos en sus cosas siempre más importantes que yo.
Tomé mi lápiz, mi
cuadernillo y comencé a dibujar, mi única escapatoria el dibujo, retome el
retrato de esa chica, la del sueño.
Cada boceto que hacia me
parecía terrible, ninguno era bueno, ninguno podía mostrar su perfección, cada
detalle de ese rostro que vi en mis sueños, nada podía mostrarlo con toda la
belleza necesaria, esos ojos, esos enormes ojos azules, transmitían una paz
interior increíble, aún no sé quién es, ha estado en mis sueños desde hace
mucho, no sé si exista o sea solo el producto de mi imaginación, pero siento
que debo dibujarla, debo de hacerla de cierta manera real, lo más real que
pueda…
En el patio trasero, frente
al árbol estaba yo, sentada con mi libreta de dibujos, estaba dibujando una
gran mariposa, el lápiz se deslizaba suave sobre el papel, hasta que el viento
comenzaba a soplar con más fuerza y las hojas se movían impidiéndome continuar,
me levante y el viento comenzó a hacerse más agresivo, traba de caminar y
entrar a la casa, pero este me lo impedía, me arrastraba hacia ese mismo lugar,
bajo ese árbol, intente gritar, pero mi voz no se escuchaba, hasta que aprecia
ella, con ese largo vestido azul, y los cabellos plateados con destellos azules
que se movían alrededor de su rostro, ese rostro casi perfecto, sus enormes
ojos eran de un azul marino sorprendente, sus labios me regalaban una media
sonrisa mientras yo me perdía por completo al contemplarla, el viento parecía
detenerse en cuanto ella se acercaba más a mí y una pequeña llovizna de
cristales azules que parecían diamantes nos rodeó.
Mi corazón latía a un ritmo
más acelerado conforme ella avanzaba, una mezcla de miedo y deseo se apoderaba
de mi cuerpo.
-¿Quién eres?- Logre decir con
una voz casi imperceptible- ¿Qué es lo que haces aquí?
La chica no contestaba
ninguna de mis preguntas, tan solo seguía caminando hacia mí hasta quedar de
frente.
Con su mano rosó mi mejilla
y una sensación agradable comenzó a hacerse presente, su mano era muy suave y su piel era pálida, muy
pálida, casi transparente, el cabello largo y de ese color imposible, plateado
con destellos azules y esos ojos de un azul tan fuerte que podría llegar a
parecer negro, todo contrastaba, y la
hacía lucir aún más hermosa.
Sentí como esos delgados
brazos rodearon mi cuerpo, el miedo fue remplazado por una paz celestial, el
deseo ardía con más intensidad en mí, su calor era tan agradable, esa es la
única palabra que se me ocurre para describirlo, no sé exactamente qué era lo
que sentía en sí, lo único que sabía era que no quería que terminara y quería
más.
-¿Eres real?- pregunte cuando está aún estaba
abrazándome, mi voz era muy frágil, y mi cuerpo se sentía débil por alguna
razón, pero me gustaba sentirme así- ¿Existes?- pregunte de nuevo.
-Sí- dijo suavemente al
acercar sus labios a mi oído.
Antes de que pudiera decir
algo, antes de que pudiera reaccionar desapareció arrastrada por el viento,
como polvo se desvaneció…
Desperté de golpe, bañada
por completo en un sudor frio, mi respiración era muy agitada, mis piernas
temblaban, mis labios estaban por completo blancos y resecos, tenía una sed
sorprendente, me levante de la cama, y mire el reloj, eran las dos de la
mañana, de nuevo, las dos de la mañana
como siempre.
Baje a la cocina tome dos
vasos de agua y regrese a la habitación.
Su presencia era tan real
como siempre, tan perfecta, sentí la calidez de su cuerpo, sentí el calor de su
aliento sobre mi oído, todo fue tan real, tan mágico, en ese momento estaba
demasiado asustada para pensar con claridad, ¿mi mente era lo suficientemente
poderosa como para hacer que mi cuerpo sintiera todo eso?
Después del sueño dormir de
nuevo era difícil y pocas beses lo conseguía.
“Existes, existes, en algún
lugar, sé que estas allí”
Cada noche el sueño se
repite, siempre aparece, y antes de que yo pueda hacer algo, se convierte en
cenizas y desaparece frente a mis ojos.
En medio del enorme patio
del plantel repleto de estudiantes, todos hablando a la vez, nadie pone atención
a nada, ninguna platica puede ser seguida, o por lo menos yo no puedo seguirles el paso, me pierdo como
siempre en mis pensamientos, en mi mente, en donde el recuerdo de esa chica
regresa una vez más, podría estar enloqueciendo, es solo parte de mi imaginación,
nadie en este mundo podría verse de esa forma, nadie en este mundo podría ser
así, lo sé, no aquí, no en este mundo…